Entre líneas

Una poesía te escribo cada día, vida mía, leyendo entre líneas bajo permiso de la alegría, en cuya esencia reina la melancolía, y cual inspiración divina, chupando de tu mojo hasta dejarlo en remojo y mi contento, en números rojos. De fondo, el abismo, de frente, el mismo abismo. Hacia atrás me es inviable volver, igual da lo que haya, ante mí esta trazada la raya, de aquí en adelante, toda mi vida en el instante; diálogos incesantes sin ruidos excitantes ni melodías estimulantes, las palabras quedaron latentes en la cruz...y punto. 
Y de nuevo, la raya.
Tampoco se está tan mal bajo el haya, a pesar de que talado se halla, y yo lo haya limitado con vallas. 
Me gusta vivir entre gente tocaya, cuidando, regar el árbol de mi vida, dar y recibir frutos abundantes, hallar la verdad, ollar la realidad, hilar, coser y cantar, dormir y callar, bailar y follar, reir y de risa llorar; sobre cuántas cosas puedo mandar, -ar, -ar.
Arf-arf, qué agitada es la responsabilidad de mi perra, de no poderse hacer entender como quisiera, no sabe cuánto la entiendo, y cómo quisiera saber poder hacerme entender, aunque a mi parecer, pocas palabras son las que puedan merecer, la pena siquiera.