Dulces melodías

Solían cantar los pájaros, oviparos de fácil vuelo, en el jardín de mi desvelo; con frágiles piruetas entonaban mis dulces sueños, virtuosos de la harmonía con que la naturaleza les proveía, venían a mí y llenaban el silencio que me había sido impuesto. Parloteaban sin cesar, anidaban en mi pesar sus cánticos gloriosos, y así mi alma elevaban sin pronunciar palabra.
Embelesada los miraba, algún día me acercaría, el cielo se caería y sin levantar los pies del suelo a su lado me vería; puesto que ya me conocen, albergo la esperanza imperdurable que en mí se posen por tiempo inmemorable, hagan sus nidos y bajo mi cobijo, sigan cantándome al oído.
Árbol inmutable de anillos indescifrables, robusto y portentoso ofreciendo mi tronco a los osos y mis ramas a las aves de plumajes vistosos y sonoras melodías con las que ser, por y para siempre, eternamente permeable.



BSO: Palabras más, palabras menos