Y ves cómo es todo de previsible, sabes de antemano qué va a decir y cómo, pues es siempre lo mismo. Los mismos gestos, las mismas palabras, repetidas cada día a cada momento, y sientes que te ahoga, estás limitada por tus propias elecciones, cerrada cada vez más a la improvisación, encerrada en la normalidad, la creatividad no puede escapar, y desearías volver a las conversaciones infinitas, donde el tiempo pasaba volando y entre nubes te sentías, arropada por alguien que nunca fue y jamás quiso ser. Y sin entender, no puedes explicarlo, no has podido elegir, has quedado fuera del mundo artístico donde estabas, encandilada por las luces y brillos del espectáculo, sin que nadie te hiciera realmente caso, en el ocaso de tus cuatro paredes donde hoy añoras lo que apenas viviste, lo que nunca viste, y donde en tu cuarto estuviste llena de alabanzas y miles de palabras para llamar a una puerta.
Una puerta cerrada, sin ventanas suficientes para hacer entrar la luz, y donde sigues sin entender por qué es que se oscureció.
Y ahora yaces en la seguridad de lo aprendido, aunque en ello la esperanza de un mundo mejor, se haya ido.
BSO: La luz de la mañana (Facto Delafe y Las Flores Azules)